Carl Jung, que en 1916 empezó a trabajar con lo que posteriormente habría de llamar imaginación activa, la describe como «una discusión dialéctica con el inconsciente, para llegar a un acuerdo con él».
Viene a ser una evocación activa de imágenes que representan hechos interiores. La psicología junguiana parte de la premisa de que toda nuestra psique tiene perfecta conciencia de lo que va sucediendo dentro de nosotros, y de que el inconsciente puede expresarlo en imágenes, fantasías, estados anímicos, melodías, emociones, sentimientos, etc. El inconsciente, sin embargo, no es estático, y sus imágenes no toman la forma de «fotogramas». Y aunque la mente consciente no esté completamente al tanto de lo que está sucediendo, en términos generales cabe decir que las imágenes, los sonidos o las emociones que afloran de un modo espontáneo a la superficie están cambiando constantemente; los procesos son dinámicos, como cuando soñamos despiertos. Dentro de nosotros están sucediendo toda clase de cosas, pero no hemos de permitir que la conciencia decida la línea que debe seguir la narrativa interior. Lo único que tiene valor en la imaginación activa es lo que surge de forma espontánea en la mente. Y lo que debe hacer la conciencia es prestar atención estrictamente a lo que de esta manera va aflorando.
A mucha gente, los primeros pasos por la senda de la imaginación activa les parecen espantosos o aterradores. Para empezar, son muchos los que desconfían del inconsciente, sobre la errónea base de que no es más que un almacén de desgracias. Otros piensan que es lisa y llanamente peligroso y que hay que estar loco para tratar con él. Como en los primeros pasos que demos hacia nuestro encuentro con el inconsciente es muy probable que entremos en contacto con nuestros aspectos menos agradables, es fácil tener la impresión de que el inconsciente sólo significa complicaciones. Por otra parte, están los que lo canonizan de tal manera que la mente consciente no puede aspirar siquiera a acercársele. También esta es una situación desequilibrada que constituye un obstáculo para el desarrollo de la personalidad. Sea como fuere, decididamente el inconsciente no es peligroso, y sólo nos dañará si nos aproximamos a él con miedo y aprensión. Lo único que puedo decir es que nadie podría tener compañero mejor ni más digno de confianza que su propio inconsciente. Sin embargo, es tan directo y sincero que no podrás dejar de hacer frente a las cosas que has estado tratando de ocultar. Él te las pondrá inexorablemente ante los ojos, pero también está dispuesto a ayudarte.
En los primeros estadios de la práctica, es probable que ciertas represiones salgan a la luz de tal manera que sea necesario hablar de ellas, o incluso llorar sin reservas. Muchos analistas junguianos aconsejan que nos aseguremos por adelantado de contar con alguien que esté disponible (por teléfono si es necesario), alguien con quien podamos sincerarnos cuando nos sintamos sacudidos por poderosas emociones. Pero no debemos dejar que esto nos desanime: es igualmente probable que después de una sesión de imaginación activa tengamos la sensación de haber aterrizado en un lecho de rosas... ¡y no de espinas!
Ejercicio
¿Cómo empezar? Bueno, cada cual tiene su propio método. Sin embargo, lo primero que hemos de hacer es asegurarnos de que estamos solos, y de que nada ni nadie podrá interrumpirnos. Asegúrate de que las personas con quienes convives lo comprendan. eEstar solo es una condición importante. El peligro de practicar la imaginación activa en grupo es que inconscientemente intentaremos producir algo que complazca al grupo o a su líder, lo cual irá en detrimento de la naturalidad. No debe haber ninguna influencia externa. La imaginación activa es algo que haces para ti y para nadie más.
Una vez solos, es necesario que nos relajemos de la forma más completa posible. Esto no significa que debamos estar estirados; lo esencial es que la mente se acalle. En todo caso, dedicar sólo unos minutos a trabajar con la imaginación es totalmente inútil. Para relajarnos, podemos hacer ejercicios especiales o bien seguir algún ritual. Hay personas que utilizan una vestimenta especial para relajarse, y se instalan en un lugar determinado, o queman un incienso en concreto mientras hacen sus ejercicios de imaginación. La ventaja de un ritual es que, después de varias repeticiones, nos pone en la disposición anímica adecuada para lo que vamos a hacer. Pero también puede servir darse un baño o sentarse ante el ordenador. Lo importante es la actitud, no la posición.
Asegúrate de tener papel y lápiz a mano para tomar nota de lo
que percibas y experimentes, ya sea en el momento o inmediatamente después. No tiene sentido tomar notas una vez transcurrido cierto tiempo, porque será inevitable que la parte consciente se haga cargo de la situación y, sin que te des cuenta, introduzca en ella toda clase de cambios. Cuanto más inmediatas sean tus notas, y menos adulteradas estén, tanto mejor. Anota también la fecha, y la hora en que comiences.
Para empezar puedes escoger un tema astrológico, aunque no es estrictamente necesario. También puedes comenzar con un fragmento de un sueño, con algún paisaje agradable (como una playa o el claro de un bosque) o con un episodio de un cuento de hadas o de un mito. Por supuesto, puedes simplemente cerrar los ojos y ver qué es lo que se te aparece. He comprobado que cuando elijo un tema que no es astrológico, es muy frecuente que concuerde a la perfección con mis progresiones y tránsitos... ¡y esto también es válido en el caso de los sueños!
Naturalmente, para quien practica la astrología es muy interesante ver qué imágenes le evocan los diversos componentes de su horóscopo, ya sean los planetas en los signos, los planetas en las casas o los aspectos. Al principio, no compliques demasiado las cosas. Generalmente, un planeta en una casa o en un signo es un buen tema. Toma cualquier posición planetaria de tu carta que te apetezca usar en tu ejercicio de imaginación. Mira el símbolo del planeta y concéntrate en él, pero no con demasiada intensidad; la idea es no dejar que la mente vague... algo a lo que son muy propensos los principiantes. Sigue mirando el símbolo y fíjate en la clase de imágenes que surgen en relación con él, o en los sonidos o sentimientos que te evoca. No permitas que la mente consciente interfiera; deja en cambio, simplemente, que venga lo que venga. (Has de estar alerta para no dormirte en mitad de esta deliciosa relajación.) Es natural que de vez en cuando te distraigas, pero no te preocupes demasiado; tan pronto como te des cuenta de ello, procura regresar a tu tema.
En la formación de imágenes puede darse una de dos situaciones. O bien aparecen imágenes o escenas en las que no desempeñamos papel alguno, sino que nos sentimos por completo desligados de ellas, o estamos personalmente implicados en las escenas y nos vemos
hablar y actuar en ellas o hay factores personificados que hablan con nosotros. Si te mantienes distante, correrás el riesgo de no tener un auténtico intercambio con tu inconsciente. Percibirás, sin duda, el lenguaje simbólico, pero como no establezcas contacto con él durante la sesión de imaginación, su mensaje se te escapará y volverá a sumergirse en el inconsciente. Lo que es muy importante en la imaginación activa es dejar que las imágenes y escenas acudan de un modo natural, y tratar de establecer una relación con ellas, mediante la conversación o de alguna otra manera, haciendo cualquier cosa que produzca una interacción entre tú y uno o más factores de tu inconsciente. En pocas palabras, es necesario que participes en las escenas, y por consiguiente que tomes decisiones en ellas; que respondas preguntas y hagas tus propias preguntas, etcétera.
Observa que la mente consciente participa en tus preguntas y en otras actividades, pero debe mantenerse completamente pasiva con respecto a la aparición de las imágenes. Es libre de decir sus propias líneas, pero no tiene control sobre el decorado ni sobre lo que hacen los demás actores en la obra. De manera que sumérgete en las imágenes que veas, experimenta las emociones que las acompañan y ten la intensa vivencia de lo que está sucediendo en tu inconsciente. De esto se trata: de participar, experimentar y tener vivencias. No intentes interpretar las imágenes en seguida; esto distraería tu atención y entorpecería la espontaneidad del proceso. Y hablando de espontaneidad, debo advertirte que puedes tener experiencias que te provoquen el deseo de gritar, llorar, reír a carcajadas, bailar o cosas semejantes. Por esta razón debes estar en alguna parte donde puedas dar libre expresión a estos impulsos sin que te inhiba la presencia de otras personas.
Espero que les haya gustado, ¡pronto más!.
Ayuda de: "La casa doce" de Karen Hamaker.
¡Carpe Diem!
A mucha gente, los primeros pasos por la senda de la imaginación activa les parecen espantosos o aterradores. Para empezar, son muchos los que desconfían del inconsciente, sobre la errónea base de que no es más que un almacén de desgracias. Otros piensan que es lisa y llanamente peligroso y que hay que estar loco para tratar con él. Como en los primeros pasos que demos hacia nuestro encuentro con el inconsciente es muy probable que entremos en contacto con nuestros aspectos menos agradables, es fácil tener la impresión de que el inconsciente sólo significa complicaciones. Por otra parte, están los que lo canonizan de tal manera que la mente consciente no puede aspirar siquiera a acercársele. También esta es una situación desequilibrada que constituye un obstáculo para el desarrollo de la personalidad. Sea como fuere, decididamente el inconsciente no es peligroso, y sólo nos dañará si nos aproximamos a él con miedo y aprensión. Lo único que puedo decir es que nadie podría tener compañero mejor ni más digno de confianza que su propio inconsciente. Sin embargo, es tan directo y sincero que no podrás dejar de hacer frente a las cosas que has estado tratando de ocultar. Él te las pondrá inexorablemente ante los ojos, pero también está dispuesto a ayudarte.
En los primeros estadios de la práctica, es probable que ciertas represiones salgan a la luz de tal manera que sea necesario hablar de ellas, o incluso llorar sin reservas. Muchos analistas junguianos aconsejan que nos aseguremos por adelantado de contar con alguien que esté disponible (por teléfono si es necesario), alguien con quien podamos sincerarnos cuando nos sintamos sacudidos por poderosas emociones. Pero no debemos dejar que esto nos desanime: es igualmente probable que después de una sesión de imaginación activa tengamos la sensación de haber aterrizado en un lecho de rosas... ¡y no de espinas!
Ejercicio
¿Cómo empezar? Bueno, cada cual tiene su propio método. Sin embargo, lo primero que hemos de hacer es asegurarnos de que estamos solos, y de que nada ni nadie podrá interrumpirnos. Asegúrate de que las personas con quienes convives lo comprendan. eEstar solo es una condición importante. El peligro de practicar la imaginación activa en grupo es que inconscientemente intentaremos producir algo que complazca al grupo o a su líder, lo cual irá en detrimento de la naturalidad. No debe haber ninguna influencia externa. La imaginación activa es algo que haces para ti y para nadie más.
Una vez solos, es necesario que nos relajemos de la forma más completa posible. Esto no significa que debamos estar estirados; lo esencial es que la mente se acalle. En todo caso, dedicar sólo unos minutos a trabajar con la imaginación es totalmente inútil. Para relajarnos, podemos hacer ejercicios especiales o bien seguir algún ritual. Hay personas que utilizan una vestimenta especial para relajarse, y se instalan en un lugar determinado, o queman un incienso en concreto mientras hacen sus ejercicios de imaginación. La ventaja de un ritual es que, después de varias repeticiones, nos pone en la disposición anímica adecuada para lo que vamos a hacer. Pero también puede servir darse un baño o sentarse ante el ordenador. Lo importante es la actitud, no la posición.
Asegúrate de tener papel y lápiz a mano para tomar nota de lo
que percibas y experimentes, ya sea en el momento o inmediatamente después. No tiene sentido tomar notas una vez transcurrido cierto tiempo, porque será inevitable que la parte consciente se haga cargo de la situación y, sin que te des cuenta, introduzca en ella toda clase de cambios. Cuanto más inmediatas sean tus notas, y menos adulteradas estén, tanto mejor. Anota también la fecha, y la hora en que comiences.
Para empezar puedes escoger un tema astrológico, aunque no es estrictamente necesario. También puedes comenzar con un fragmento de un sueño, con algún paisaje agradable (como una playa o el claro de un bosque) o con un episodio de un cuento de hadas o de un mito. Por supuesto, puedes simplemente cerrar los ojos y ver qué es lo que se te aparece. He comprobado que cuando elijo un tema que no es astrológico, es muy frecuente que concuerde a la perfección con mis progresiones y tránsitos... ¡y esto también es válido en el caso de los sueños!
Naturalmente, para quien practica la astrología es muy interesante ver qué imágenes le evocan los diversos componentes de su horóscopo, ya sean los planetas en los signos, los planetas en las casas o los aspectos. Al principio, no compliques demasiado las cosas. Generalmente, un planeta en una casa o en un signo es un buen tema. Toma cualquier posición planetaria de tu carta que te apetezca usar en tu ejercicio de imaginación. Mira el símbolo del planeta y concéntrate en él, pero no con demasiada intensidad; la idea es no dejar que la mente vague... algo a lo que son muy propensos los principiantes. Sigue mirando el símbolo y fíjate en la clase de imágenes que surgen en relación con él, o en los sonidos o sentimientos que te evoca. No permitas que la mente consciente interfiera; deja en cambio, simplemente, que venga lo que venga. (Has de estar alerta para no dormirte en mitad de esta deliciosa relajación.) Es natural que de vez en cuando te distraigas, pero no te preocupes demasiado; tan pronto como te des cuenta de ello, procura regresar a tu tema.
En la formación de imágenes puede darse una de dos situaciones. O bien aparecen imágenes o escenas en las que no desempeñamos papel alguno, sino que nos sentimos por completo desligados de ellas, o estamos personalmente implicados en las escenas y nos vemos
hablar y actuar en ellas o hay factores personificados que hablan con nosotros. Si te mantienes distante, correrás el riesgo de no tener un auténtico intercambio con tu inconsciente. Percibirás, sin duda, el lenguaje simbólico, pero como no establezcas contacto con él durante la sesión de imaginación, su mensaje se te escapará y volverá a sumergirse en el inconsciente. Lo que es muy importante en la imaginación activa es dejar que las imágenes y escenas acudan de un modo natural, y tratar de establecer una relación con ellas, mediante la conversación o de alguna otra manera, haciendo cualquier cosa que produzca una interacción entre tú y uno o más factores de tu inconsciente. En pocas palabras, es necesario que participes en las escenas, y por consiguiente que tomes decisiones en ellas; que respondas preguntas y hagas tus propias preguntas, etcétera.
Observa que la mente consciente participa en tus preguntas y en otras actividades, pero debe mantenerse completamente pasiva con respecto a la aparición de las imágenes. Es libre de decir sus propias líneas, pero no tiene control sobre el decorado ni sobre lo que hacen los demás actores en la obra. De manera que sumérgete en las imágenes que veas, experimenta las emociones que las acompañan y ten la intensa vivencia de lo que está sucediendo en tu inconsciente. De esto se trata: de participar, experimentar y tener vivencias. No intentes interpretar las imágenes en seguida; esto distraería tu atención y entorpecería la espontaneidad del proceso. Y hablando de espontaneidad, debo advertirte que puedes tener experiencias que te provoquen el deseo de gritar, llorar, reír a carcajadas, bailar o cosas semejantes. Por esta razón debes estar en alguna parte donde puedas dar libre expresión a estos impulsos sin que te inhiba la presencia de otras personas.
Espero que les haya gustado, ¡pronto más!.
Ayuda de: "La casa doce" de Karen Hamaker.
¡Carpe Diem!
Eso si que es un articulo!!!, MUy bueno Céfiro.
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